martes, 4 de noviembre de 2014

Las escuelas matan la creatividad

Todos hemos odiado la escuela en alguna etapa de nuestra vida. Por unos motivos u otros, hemos deseado que no hubiera clase al día siguiente, que no viniera el profesor para dar la última clase, que nos fallara el despertador para quedarnos durmiendo toda la mañana en casa, sobretodo esos días fríos de invierno... 

En el aula todo son obligaciones, "haz esto. Pero hazlo así". Si acaso dejan los últimos minutos para hacer el ansiado ¡dibujo libre!. O al menos eso recuerdo yo de mis años en primaria. No me gustaría hablar secundaria, especialmente los primeros años. Todas las restricciones establecidas por el centro, como la obligación de pedirle la tarjeta al profesor para poder ir al baño y apuntar en una lista tu nombre, la hora, la asignatura, etc., todo eso chocaba contra mi persona, y en mi época de rebeldía absoluta... Mejor no continuar.

Lo que quiero decir, además de que estoy totalmente de acuerdo con el Señor Robinson, es que no se debería limitar la imaginación en las aulas. La creatividad debería tener el mismo peso que la ortografía. "Los niños nacen artistas", lo dijo Picasso en su día y estoy 100% con él. Un ejemplo que vemos en la vida cotidiana: los "Graffiti". Muchos de esos jóvenes que se juegan una noche en el calabozo por adornar un muro abandonado (sin entrar en vandalismo), dejaron los estudios probablemente en secundaria, como mucho. Sin embargo, esos dibujos son puro  arte que desde luego no todos saben apreciar, y casualmente suelen coincidir con aquellos que consideran lo taurino como un verdadero arte. Mejor no continuar...

Pero si que es cierto que se han aprendido muchas cosas de la escuela, y no me refiero a través de ella. Hemos aprendido que es peligroso discrepar de la opinión del profesor; hay muchas formas de salir del paso sin tener que estudiar; copiarse está bien, pero después te sientes mal, aunque vuelvas a hacerlo; imaginar cosas hace que las horas pasen más rápido; la mayoría de las cosas que son importantes en tu vida se aprenden fuera de la escuela; las ideas originales no sirven en la escuela, los exámenes y las notas son los aspectos más importantes de la educación (especialmente en la ESO).

Admito que estoy de acuerdo con el Señor Robinson en muchos aspectos. Debemos darle la importancia que requiere el "don de la imaginación" como él lo llama, que viene siendo la capacidad creativa del individuo. Y esto lo conseguiremos con la reconstrucción de la concepción de la capacidad humana. 

En cuanto a los títulos universitarios o cualquier certificado que te facilite encontrar un puesto de trabajo. Me parece una forma muy arrogante de seleccionar a los trabajadores. Hablamos de igualdad, de ayudar a los demás, de disminuir las cifras del paro... Una pequeña propuesta que se le ha ocurrido a la Tita Pao, es conceder entrevistas de trabajo con inscripción previa en el mismo establecimiento. La idea es que aquellos interesados en el trabajo que se vean capacitados para ello, vayan y demuestren de lo que son capaces y no de los títulos que tienen o compran. Pero claro, estamos en el siglo XXI, y la burocracia tiene mucho peso en nuestra sociedad.

Esto último me recuerda a una serie de televisión llamada "Suits: La clave del éxito", que casualmente trata de un bufete de abogados que, al principio sin saberlo, contrata a un chico que no se graduó en Derecho, y cuando lo descubren deciden guardarle el secreto por su increíble talento como abogado. 

Por último y con ayuda de unas imágenes, me gustaría tratar muy por encima el tema de la religión. El caso que todos conocemos, y reconocemos en algunos casos como costumbre o tradición: el bautismo. Una decisión que toman los padres sin tener en cuenta la valoración de la criatura que, evidentemente, no sabe qué le están haciendo ni para qué, aunque apuesto a que los padres no sabrían tampoco responder a esas preguntas. Pues simplemente quería mostrar mi disconformidad sobre el tema y sugerir, al aire, la incorporación del arte como asignatura en lugar de otras transcendentales como por ejemplo la religión. 





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